miércoles, 13 de febrero de 2013

La leyenda del constructor


Había un hombre muy pobre que decidió construir un castillo. Trabajaba 12 horas diarias para mantener a sus 6 hijos. Pero una hora al día lo dedicaba a construir su castillo. Conseguía piedras del rio y las pegaba con claras de huevo de sus gallinas.

Todos sus vecinos se reían de él, pero él cada noche soñaba despierto antes de dormirse, conocía cada rincón de su castillo. Imaginaba cada estancia, cada detalle. Imaginaba su fortaleza y a sus bisnietos y tataranietos jugando en sus jardines.

Trabajaba solo una hora cada día, no tenía más tiempo. Según pasaban los años y se hacía viejo, uno a uno sus hijos se fueron casando y teniendo más hijos. A veces le ayudaban los miembros de su creciente familia. Otras veces se sentía agotado, pero le entusiasmaban los avances conseguidos.

El hombre ya muy viejo murió. Tenía una sonrisa en la cara mientras lo velaban nietos, bisnietos y tataranietos. Toda su familia lo admiraba por su tesón y perseverancia. Además había dejado una herencia millonaria a su familia. Esa herencia era el castillo, construido por un simple trabajador, pero que era digno de un rey.





La leyenda del constructor, Gustavo Dost (Solo para Blogueros) Retuitea esto

No hay comentarios: